jueves, 13 de noviembre de 2008

Posteo módulo "Enseñar y aprender en redes"

¿Qué aporta Internet al cambio pedagógico en la educación superior?
Este artículo me pareció especialmente interesante porque creo que resume la situación actual que experimentamos en la universidad en la que me desempeño como docente. El autor comienza cuestionando las clases magistrales que otrora (e incluso todavía en la actualidad en muchas cátedras) dominaron la enseñanza a nivel universitario. En este tipo de modelo, el profesor se presentaba como fuente única e incuestionable de saber y los alumnos en meros receptores pasivos, cuya participación consistía principalmente en la toma de notas, lectura y memorización de todo aquello que exponía el docente. En este tipo de clase, la interacción era prácticamente nula y el docente podía planificar la materia y dictarla sin ningún tipo de modificación año tras año, ya que el contenido de la misma era totalmente independiente del grupo de alumnos que asistiera a las clases.

“También es cierto que desde hace varios años esta concepción y práctica de la docencia universitaria es cuestionada, no sólo por el alumnado, sino también desde la propia comunidad docente”[1] y creo que el cambio es cada vez más evidente en muchas cátedras dentro del ámbito universitario, donde los docentes hace tiempo comenzaron a tener un rol más “pasivo” para dejar que los alumnos, o mejor dicho, los intercambios docente-alumnos y alumnos-alumnos, sean el eje en torno al cual gira la acción dentro del aula. Este cambio se ve favorecido y alentado por el uso de nuevas tecnologías que se prestan para que el alumno tenga un papel más autónomo en su propia formación y también más activo dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje durante su carrera universitaria.

Sin embargo, Area Moreira señala que en muchos casos la implementación de nuevas tecnologías no constituye un cambio sustantivo con respecto al modelo clásico, sino que son sólo un mero complemento que acompañan el enfoque tradicional, pero sin modificarlo en sus bases. Si queremos crear un escenario radicalmente nuevo, primero tendremos que modificar las concepciones sobre la relación docente-alumno y la triada docente-alumno-contenido. Una vez dispuestos a adoptar ese cambio, las nuevas tecnologías ofrecen un sinnúmero de herramientas que podremos aprovechar según el enfoque y orientación que busquemos para nuestra materia.

El autor luego realiza una enumeración de los aportes que Internet puede realizar al cambio pedagógico en la educación superior, entre los que me resultan personalmente más importantes:

  • la posibilidad que ofrece la red para extender el alcance de los estudios superiores a grupos que no pueden acercarse a las aulas. Creo que esto es un cambio fundamental y una de las grandes posibilidades de la red. No sólo para aquellos que no pueden por motivos de lejanía física, sino también porque si en la actualidad ya tenemos que pensar en una formación continua y permanente durante toda la vida, el acceso mediante nuevas tecnologías se presenta como una buena opción para aquellos que no desean estancarse en su desarrollo profesional, pero que por motivos laborales o de otra índole no pueden asistir a clases tradicionales.
  • Internet pone fin al monopolio del profesor como fuente principal del conocimiento y el proceso de aprendizaje universitario deja de ser una mera recepción o memorización de datos para convertirse en una búsqueda, análisis y reelaboración permanente de información obtenida en la red. El profesor pasa a cumplir un rol de tutor que guía y supervisa el proceso de aprendizaje del alumnado (Adell y Salas, 1999).
  • El uso de Internet y otras redes requieren de la autonomía de los alumnos. Si como docentes deseamos formar alumnos autónomos con pensamiento crítico y opinión propia, Internet y las nuevas tecnologías en general se presentan como un excelente recurso para que los alumnos analicen, profundicen, compartan o critiquen los temas planteados en clase, favoreciendo un proceso de reelaboración que no se da en la inmediatez de la clase magistral.

Mi experiencia como docente en la universidad no hace más que corroborar los dichos del autor. Hace dos años que comenzamos a ofrecer una modalidad b-learning para la cátedra de Lectura Comprensiva de Textos en Inglés, una materia transversal que recibe alumnos de distintos años y distintas carreras. Como consecuencia, los problemas de horario de cursada son uno de los principales obstáculos para los alumnos a la hora de cursar. Cuando comenzamos a considerar la posibilidad de una modalidad semi-presencial (éste es el término que usamos en la cátedra), o como dice García Aretio, “Modelo de enseñanza y aprendizaje integrados (EAI)[2], estábamos convencidos de que era la solución para dicho inconveniente, pero no supimos aprovechar el resto de puertas que se abrían al poder contar con un suporte virtual para las clases. En el balance del primer año concluimos que habíamos caído en la trampa del “reservorio de documentos en línea”. Es decir, habíamos reproducido la clase presencial en el entorno virtual, pero el uso de ese nuevo entorno no aportaba prácticamente nada nuevo, excepto la posibilidad de acceso en cualquier momento y desde cualquier lugar.

Por lo tanto, el año siguiente comenzamos a probar otras actividades o recursos que hicieran un mayor aporte a la propuesta pedagógica de la cátedra (foro, webquest, entre otras). El proyecto es todavía muy reciente y debemos seguir mejorándolo, pero es el puntapié inicial para un cambio radical en la enseñanza de la lectura comprensiva en otro idioma.

El autor dice que “Abordar este proceso significará reformular el papel y práctica pedagógica del docente, planificar y desarrollar modelos de aprendizaje del alumno radicalmente distintos a los tradicionales, cambiar las formas organizativas del tiempo y el espacio de las clases, cambiar las modalidades y estrategias de tutorización”. Esto implica estar dispuesto a cuestionar permanentemente la concepción teórica del modelo pedagógico y las prácticas como docente. Y todo cuestionamiento implica un conflicto, un romper con la propia biografía y con las tradiciones impuestas, para lanzarse a un territorio desconocido que se presenta como desafiante y más difícil. Seguramente habrá inconvenientes, pero también satisfacciones al implementar cambios que uno considera serán lo mejor para los alumnos y para los docentes de la materia.


[1] AREA MOREIRA M. (2000) “¿Qué aporta Internet al cambio pedagógico en la educación superior?” Universidad de La Laguna. En R. Pérez (Coord): Redes multimedia y diseños virtuales. Actas del III Congreso Internacional de Comunicación, Tecnología y Educación. Universidad de Oviedo. Septiembre 2000, pgs. 128-135.

[2] GARCÍA ARETIO l. Editorial del Boletín Electrónico de Noticias de Educación a Distancia (BENED) Octubre 2004 - Blended Learning, ¿enseñanza y aprendizaje integrados?
URL: http://www.uned.es/catedraunesco-ead/p7-10-04.pdf

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